BREVE BIO
Luis Guerrero Marrón nació un 15 de agosto de 1963 en la ciudad de México. Cursó la primaria y bachillerato en el Alexander Bain. Posteriormente la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Iberoamericana, y los posgrados de Mercadotécnia y, Banca y Crédito en el ITAM. Desde su infancia mostró mucho interés por los deportes como fútbol, karate-do, motociclismo a campo traviesa y atletismo. Siempre se distinguió por su gran disciplina en cualquiera de estos deportes, lo que lo llevo a destacar en cada una de estas ellas.
Desde chico intrépido y siempre buscando nuevas aventuras, herencia del abuelo «Chelón».
Desde chico siempre le gustaron las artes marciales y a la edad de 13 años fue Subcampeón Metropolitano Juvenil en karate. Una disciplina que fue el cimiento para su futuro.
A la edad de 15 años tuvo un aparatoso accidente en una patineta, donde sufrió fractura de la base del cráneo, motivo que lo alejo del karate, pero no de otros deportes que lo apasionaban como el atletismo. A los 16 años fue campeón inter-escolar de 110 metros con obstáculos, sin embargo, fue desarrollando una gran capacidad para las pruebas de resistencia. Al mismo tiempo su sueño por el motociclismo a campo traviesa fue transformándose en realidad, y gracias a sus excelentes calificaciones logró convencer a su padre de que le comprara una motocicleta. Durante su infancia siempre mostró gran habilidad por los deportes que implicaran un buen sentido del equilibrio, y el motociclismo se le facilitó mucho. Cabe mencionar que tuvo la fortuna de vivir en la zona alta de la colonia San Jerónimo Lídice, que en esos tiempos era prácticamente una zona poco poblada, rodeada de campos..
La pasión por el motociclismo a campo traviesa, modalidad también conocida como “Enduro”, lo llevó a incursionar en el campeonato nacional de enduro, dónde aunque nunca fue campeón nacional, sí gano varias carreras de la temporada.
Por lo anterior, en 1989 fue llamado a formar parte del equipo nacional que representaría a México en el afamado campeonato mundial de enduro “ISDE” (International Six Day Enduro), celebrado en Waldürn, Alemania. La dedicación, perseverancia y amor por el enduro, le dio su recompensa al ser galardonado con una Medalla de Plata.
Su triunfo lo llevó a ponerse un nuevo reto, y durante varios años hizo hasta lo imposible por participar en el hoy legendario “Rally Dakar”, sin embargo, su sueño se vio frustrado al no encontrar un patrocinador interesado. Su frustración la canalizó a retomar el atletismo y, como su personalidad y temperamento no le permiten conformarse con cualquier cosa, se fijó el objetivo de correr un maratón.
En 1996, terminó el Maratón de la Ciudad de México en un tiempo de 3 horas 41 minuntos.
A partir de ese entonces no ha dejado de correr, y le siguió el Maratón de Nueva York, que corrió en 3 horas 20 minutos, un excelente tiempo para un segundo maratón.
No satisfecho de correr la distancia de 42 km, sus pretensiones lo llevaron a nuevos horizontes, que muchos en su momento consideraron una «locura»
Fiel a sus propias convicciones, en 2000 se inscribió a una carrera de 160 km en los Himalaya, y durante más de un año se preparó como pudo, ya que no tenía ningún entrenador o alguien que lo asesorara para enfrentarse a una prueba de ese calibre. Su amor por ese sueño, disciplina y pasión, no solo lo ayudó a convencer a dos patrocinadores para que lo apoyaran económicamente, sino que lo llevaron a alcanzar un increíble “segundo lugar general”.
Un año antes de lograr su hazaña del Himalaya, su vida sufrió un tremendo revés al ser diagnosticado con el mortal virus de hepatits C, noticia que más que deprimirlo lo motivó a seguir adelante. Consciente de la gravedad del virus, el cual afortunadamente no estaba mermando su rendimiento, decidió enfrentar la vida con valentía y no se dejó vencer, sino que buscó darle un nuevo sentido y proponerse metas «extraordinarias».
Al mismo tiempo, durante estos años no descuidó su vida profesional, y fue capaz de alternar sus entrenamientos con su vida laboral y estudiar un posgrado.
Convencido del rumbo que quería seguir, en 2002 se replanteó su carrera dentro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y decidió renunciar a la vida en el sector público y tomarse un año sabático, dedicándose a preparar su nuevo objetivo de correr el “Grand Slam de Ultramaratones”. Prueba que consiste en correr cuatro ultramaratones de 160 km con una diferencia de dos semanas entre cada uno, donde además el grado de dificultad va en incremento.
Como preparación a Grand Slam, en 2001 participó por primera vez en el Maratón des Sables. Ultramaratón por etapas de 250 km a través del Desierto del Sahara Sud Marroquí, librando las dunas más altas del mundo y temperaturas que rondan en los 50 grados centígrados, además de tener que cargar una mochila de 9 kilogramos con comida y todo lo necesario para sobrevivir 7 días. En esta ocasión terminó en lugar 31 de los 612 participantes, y fue el mejor clasificado del continente americano. Además otra vez repitió su mejor clasificación del continente, pero en esta ocasión fue en una carrera de 170 kilómetros en el Desierto de Jordania, llamada “Desert Cup”.
Durante estos años afortunadamente el virus de la hepatitis C no se propagó, y su sed por nuevas aventuras continuó creciendo. Durante 2003, logró su sueño de terminar el famoso “Grand Slam de Ultramaratones” que se corre en distintos estados de las Estados Unidos, y además sorprendió a la comunidad ultramaratonista del mundo al finalizar en el segundo puesto.
De 2003 a la fecha sus éxitos en el mundo de los ultramaratones, lo han colocado entre los mejores del planeta. Y como el mejor ultramaratonista en la historia de México.
Durante 2006 tomó la difícil decisión de suspender su carrera como ultramaratonista y someterse al difícil tratamiento de interferón para tratar de erradicar el virus de la hepatitis C. Afortunadamente y con una baja probabilidad del 60% de curarse, otra vez el éxito lo cobijó, y su organismo fue capaz de eliminar el virus. Al duro tratamiento los siguió una lenta recuperación de su condición física, que finalmente logró.
Este año 2009, las sorpresas no terminan. El 7 de febrero, después de más de un año de no participar en un ultramaraton, participó exitosamente en el ultramaraton de Rocky Raccoon de 160 km y terminó en tercer lugar general con un tiempo de 16 horas 52 minutos de correr continuamente por los bosques del Parque Nacional de Huntsville, Texas.
Una vez totalmente libre del virus Luis continuó acumulando triunfos. Durante 2009 regreso por quinta ocasión al Desierto del Sahara y en 2010 fue el primer mexicano en terminar el legendario Spartathlon de 246 km que se corre de Atenas a Sparta.
Para 2011 fue invitado a correr el mítico Sakura Michi en Japón de 250 km, carrara donde la única forma de participar es por invitación y en la que se dan cita los 130 mejores ultramaratonistas del planeta; y que Luis considera como su favorita, en la que orgullosamente logro el primer lugar entre todos los corredores no japoneses, logro que le fue reconocido en un homenaje especial en la embajada de México en Tokio.
En 2012 Luis y noventa y nueve mexicanos recibieron un reconocimiento especial en el libro conmemorativo de los 40 años de Grupo Expansión “Cien por México”, haciendo tributo aquellos personajes que le dan vida, nombre, textura y trascendencia a México.
Los años acumulados no han sido una limitante sino una motivación a continuar acumulando kilómetros. La mayoría de los atletas después de los 50 años empiezan a perder velocidad, fuerza y resistencia, algo que Luis ha logrado controlar. Actualmente ha diseñado su propio programa de entrenamiento, al que le llama “Alto al proceso de envejecimiento”.
Organiza clínicas sobre como correr, dirigidas a personas que desean iniciarse en el atletismo, mejorar su técnica y aquellas que desean conocer sus secretos de cómo mantenerse joven después de los 50 años y más.
En paralelo sigue impartiendo conferencias, ya que para él compartir sus conocimientos y experiencias de vida son fundamentales en su filosofía personal.
